Ambas ofrecen una visión única de la antigua vida romana, y una no es necesariamente "mejor" que la otra per se. Las ruinas de Herculano están mejor conservadas, y ofrecen una visión íntima de lujosas vidas bien vividas hasta que se detuvieron abruptamente. Casi parece como si los residentes volvieran a sus casas aún en pie. En cambio, la destrucción de Pompeya es más evidente: la mayoría de las casas han perdido su segundo y tercer piso, los frescos y las estatuas de se han desvanecido con el paso del tiempo, y los calcos humanos muestran los últimos momentos de agonía e impotencia de las víctimas. Ambos pintan por igual un cuadro de pérdida preservada y continua que resulta inquietante.

Herculano está a unos 20 minutos de Pompeya, y sólo se tarda entre 20 y 30 minutos por carretera en ir de un yacimiento a otro. Desde la estación de Pompeya Scavi, también puedes ir en tren hasta la estación de Ercolano Scavi y volver.

Eso depende de tu entrada y del tiempo disponible. Una entrada básica te da la flexibilidad de visitar los sitios en fechas distintas o el mismo día. Sin embargo, en este tour no te acompañará ningún guía. Si reservas una excursión de un día, puedes ver Pompeya, Herculano e incluso el Vesubio (si lo deseas) en el mismo día. Aunque este itinerario estaría más cargado, te beneficiarás de disponer de instalaciones de transporte y de un guía experto.

Sí, es probable que a los niños les fascinen las ruinas y los frescos desconchados. Es una buena idea prepararles de antemano presentándoles libros como Desenterrar el pasado: Pompeya y Herculano de Peter Hicks o Pompeya Perdida y Encontrada de Mary Pope Osborne. Incluso es probable que disfruten con las audioguías. Sin embargo, ver moldes humanos en Pompeya o restos óseos en Herculano podría resultarles angustioso, así que si son sensibles, es mejor que eviten visitar esas exposiciones.